miércoles, 29 de junio de 2016

Mi mente y yo.

Suelo asustarme de mi misma. No es miedo a lo que soy capaz de hacer, sino miedo a lo que soy capaz de imaginar o pensar. Me cuesta con palabras expresar esa sensación, pero desde pequeña tenía miedo a quedarme sola en algún lugar y ponerme a reflexionar, quizá porque sé lo lejos que puede llegar mi mente y el daño que puede hacerme, la de miedos que puedo generarme yo misma y la de ideas que se escurren entre mis neuronas. Sin embargo, aunque todavía hoy tema aquello que puedo llegar a pensar, soy cada día  más consciente de que soy yo la que creo ese pensamiento y la que es dueña únicamente de éste. ¿Miedo a mi mente? Es poderosa, es genial, pero es mía. 
¿Miedo a estar sola en algún lugar? Jamás, respirarse a uno mismo es el regalo más grande que tenemos. 
En definitiva, y no sé si a alguien más le pasa, que supongo que si, en ocasiones nos asustamos de nosotros mismos, de nuestra capacidad de imaginación y de lo lejos que podemos llegar, nuestra abstracción, y por supuesto sacar a relucir todos nuestros verdaderos miedos y desnudarnos ante ellos, hacerles frente. Pero, creo, que esa es la única forma viable de superarlos y enfrentarnos a éstos. Hemos de domar nuestra mente, nuestro pensamiento, exprimirlo, pero jamás dejar que nos domine o nos subyugue. Al fin y al cabo, nuestra mente es la más poderosa arma que poseemos, ¿de doble filo? por supuesto, pero puedes pulir ambos lados y hacerla tuya. 

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