miércoles, 30 de marzo de 2016

Me hallo.

Me hallo en un ser o no ser.
Me hallo en la noche en las copas de los árboles.
Y al amanecer me hallo escondida entre los matorrales.
Me hallo, a veces, perdida, confundida.
Me hallo, otras, incendiada, quemada y destruida.
Pero me hallo, muchas más, con oxígeno denso, calando todas las partes de mi profundo cuerpo.
Me hallo sonriendo entre lágrimas en todos los momentos.
Me hallo en constante animación sarcástica.
Me hallo en una antítesis entre el deseo y la realidad.
Y me hallo en sueños, que confundo con la verdad. 
En ocasiones me hallo por infortunio en mentiras y engaños.
Al igual que por fortuna disfruto del paso de los años.
Me hallo en este mundo segundo tras segundo, con la incertidumbre de si al próximo seguiré hallándome.
Ahora me hallo, de mil formas pero me hallo.
Vagando en mis palabras, explorando mi imaginación.
Luchando por lo que considero ecuánime en esta desigual ecuación. 
Me hallo en la tierra llena de hombres que se hallan doliendo.
Me hallo dolida por no poder curar y tampoco demasiado cambiar. 
Pero a pesar de eso,aquí me hallo y aquí nunca callo.

martes, 8 de marzo de 2016

El tiempo.

Me ahoga el paso del tiempo.
El tiempo me seduce en cada momento de mi vida.Me ofrece como algo selecto el futuro que está por venir y me incita a olvidar todo lo pasado.
El tiempo y su velocidad.Fugaz, expreso. No te deja siquiera a veces recordar. Te mece y es poco permisivo con eso de dejarte apreciar el presente.
Un presente que te acaricia pero que ya no está.Que se estira por todo tu cuerpo.Que te deja heridas y huellas pero ninguna que no sea capaz de borrar el tiempo.
Un abrazo al presente es como abrazar el vacío,siempre se escapa porque nunca llega a existir, pues ya es pasado lo escrito y es futuro lo que queda por escribir.
Y quién inventaría el presente, el pasado y el futuro. Sino hay un ahora pues ahora ya es tarde y un tarde nunca es mañana. 
¡Qué paradoja constante la mía! Intentando plasmar aquello imposible de realizar. No es sino el tiempo el que nos engaña, el que nos enseña la verdad de la mentira y nos trata como idiotas. Pero ¿qué es el tiempo entonces? El tiempo, no es más que nuestra escurridiza melodía. 

A ti.

En este día de la mujer trabajadora, podría mirar a todas las que me rodean,pero considero inevitable reconocer que el sintagma "mujer trabajadora" me hace pensar en ti.
Tú das sentido a la existencia de aquellos que pertenecemos a tu entorno. Consigues que llueva felicidad de cada acción que realizas, ya sea más grande o más pequeña. Has demostrado ser una mujer, de pies a cabeza, siendo el ejemplo del fruto del esfuerzo.
Tú eres el reflejo de que los sueños y las metas se consiguen a base de momentos de trabajo, de sudor, de lágrimas a veces, pero nunca de abandonos. Eres madre, eres amiga, eres tía, eres amante, eres mujer y eres trabajadora.
Tú, que eres capaz de mostrarnos siempre los pasos a seguir,el sendero de la verdad. Tú, que haces más fáciles nuestras vidas, con tan sólo una mirada.
Tú, que eres de las que si quiere la luna se la baja sola. Tú, que arreglas nuestro mundo día tras día.
A ti, mamá. Por ser la mujer de la que más orgullosa me voy a sentir siempre y cuyo nombre llevaré hasta las estrellas si es necesario. A ti, por no sólo ser una mujer trabajadora y luchadora, sino por ser la persona capaz de transmitir sus enseñanzas a aquellos dispuestos a adquirirlas.
A ti, a quien yo más admiro y quiero, feliz día de la mujer trabajadora. Gracias por serlo.

lunes, 7 de marzo de 2016

P. I.

Despertador.Ruido.Adiós a un sueño.Hola a un nuevo día. Amanecía a las 8 y media para P. como siempre. Levantarse era para ella siempre un juego de azar. Se permitía el lujo de abrir un poquito los ojos, apagar el sonoro despertador y volver a cerrarlos, dejando a la suerte la velocidad del paso del tiempo. A veces los abría y solo había pasado un minuto, otros, casi veinte. La conclusión era que cuando los abría tras ese pequeño juego, debía levantarse si o si. Así es como P. iniciaba los días. Con un poquito de Vetusta Morla de fondo, e incluso si estaba eufórica algo de los Strokes. Y día tras día, amanecer tras amanecer, siempre volvía a la cama con el mismo vacío interior. Sentía que su vida era un sinsentido, que estaba dejando pasar oportunidades que constantemente llamaban a su puerta.



<<No hay más sordo que el que no quiere oír>>, le decía siempre su querido abuelo. Y ella, sentía la llamada de su alma. No era suficiente conformarse con solucionar los problemas informáticos de una empresa. Ni siquiera hubiera sido suficiente intentar llenar su vida en el mundo de la justicia, si la hubiera elegido allá cuando rondaba los 18 años. 
Necesitaba algo más. Algo que se le escapaba, que no era capaz de atrapar. Quizá por miedo, o por temor a lo desconocido, a la vertiente de ese río. 
De esta forma, el verano llegó para P. y sus dos semanas de vacaciones, no le ofrecían ningún plan capaz de completar la pieza del puzzle espiritual que le faltaba por terminar. Tenía claro que todavía era joven para ser madre, y que el problema no residía en la falta de un compañero de vida. No se encontraba vacía en el ámbito amoroso, era feliz así. Su vacío era originado por algo aún más profundo. No podía obviar como algo la llamaba por dentro. Cada día, cuando veía el telediario y escuchaba las dramáticas y trágicas vidas del resto de las personas, algo se le removía por dentro. Una lavadora a presión parecía estallar desde sus entrañas. Y así un día con otro. Ojalá hubiera tenido a su abuelo, y quizá le hubiera aclarado más qué hacer con ese sentimiento. 

Pero P., cuya imaginación era la base de su existencia, decidió llevar a cabo aquello que sabía que formaba parte de su período como humana. Esas dos semanas, cambiarían su vida, y sin duda, intentaría cambiar la vida de más personas. P. se puso su traje, verde, y salió a cambiar su mundo.